A ella se le atribuye la creación de la
estrofa sáfica, que consiste en tres versos endecasílabos seguidos de un cuarto
pentasílabo, conocido como adónico , valiéndose de él para expresar todas las
emociones que el amor despierta en los humanos, como los celos, el deseo o la
nostalgia. Escribió nueve libros de odas, epitalamios o canciones nupciales,
elegías e himnos. De éstos sólo quedan algunos fragmentos y dos poemas
completos: la Oda a la mujer amada,
recogida por Longino en su libro Tratado
de lo sublime y la Oda a Afrodita,
recogida por Dionisio de Halicarnaso.
La Oda a Afrodita es uno de sus poemas más conocidos además de ser uno de
los pocos que se encuentran completos, a excepción de una pequeña parte
faltante en el tercer verso de la quinta estrofa. Al inicio del poema Safo
invoca a Afrodita, diosa griega del amor, la lujuria, deseo, belleza,
sensualidad y de la reproducción, para que esta oiga su llamado y la ayude a
captar la atención de un amor no correspondido. No debe entenderse al amor en
este poema como se concibe en la actualidad, sino como a una referencia hacia
la atracción sexual, ya que eso es lo que representa la diosa Afrodita
“¡Oh,
tú en cien tronos Afrodita reina!,
Hija
de Zeus, inmortal, dolosa:
No
me acongojes con pesar y sexo
Ruégote,
Cipria!”
En la segunda estrofa Safo recuerda una ocasión anterior en la que solicitó
la ayuda de Afrodita y la diosa descendió
llevada en un carruaje de oro tirado por gorriones para atender el ruego
de la desconsolada poetisa y habló preguntándole a Safo:
“Y
tú ¡Oh, dichosa! en tu inmortal semblante
Te
sonreías: ¿Para qué me llamas?
¿Cuál es tu anhelo? ¿Qué padeces hora?
me
preguntabas
¿Arde
de nuevo el corazón inquieto?
¿A quién
pretendes enredar en suave
Lazo de
amores? ¿Quién tu red evita,
Mísera
Safo?”
En la cuarta estrofa Afrodita juró a Safo que aquel amor desfavorecido pronto encontraría la aceptación.
“Que si
te huye, tornará a tus brazos,
Y más propicio ofreceráte dones,
Y
cuando esquives el ardiente beso,
Querrá besarte.”
El poema concluye con una reiteración de la solicitud de Safo a Afrodita.
Tenemos pues la máxima expresión de la capacidad de esta antigua poetisa para
plasmar los sentimientos concernientes al amor y a la pasión, la misma que
convirtió a Safo en una de las poetisas más reconocidas a lo largo de la
historia y cuya influencia ha tocado a otros poeta de la talla de Catulo,
Petrarca, Leopardi, Hölderlin Byron o Rilke.
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